Retirado como entrenador, a los 78 años disfruta de mirar y analizar fútbol en Madrid, donde está radicado
MADRID.– Ángel Cappa decidió hace un tiempo que ya no quiere dirigir. Cuenta que perdió el entusiasmo para esa función tan demandante. Pero eso no lo hace menos inquieto, informado, preocupado y analista de la actualidad. Se mueve entre Hortaleza y Chamartín, en el norte de Madrid y a pocas cuadras del Santiago Bernabéu y del Café Los Barriletes, donde es un habitué y recibe a LA NACIÓN. Allí un día estaba a dos mesas del actor Federico Luppi, a quien le veía cara conocida, pero no se animó a preguntarle si era efectivamente él. Cuando Luppi se fue le dijo “chau, Ángel”. Cuenta, además, que a la mañana lee todos los diarios para saber lo que pasa en el mundo, especialmente en la Argentina, país que añora. Y para calmar esa sensación escucha al Polaco Goyeneche, a Mercedes Sosa y también mantiene contacto permanente con sus amigos. Entre sus otros rituales están la lectura, escribir, ir al cine, al teatro, a actos políticos, y por supuesto, a mirar fútbol. –¿Qué lo cautivó de Madrid para ya nunca más volver a vivir al país? -Mi mujer. Lo que pasa es que cuando yo vine acá me casé con una mujer madrileña, tengo hijos madrileños, también. Tengo uno en Buenos Aires que es director de teatro, y otros dos acá: uno es escritor, sociólogo y otra es periodista, mi hija. Y ya una vez que encarrilaste la vida acá, es muy difícil trasladar a toda mi familia a Argentina. Yo sufro mucho la nostalgia, sufro mucho haber salido del país, sobre todo por la fuerza. Por eso uno elige, y entonces yo entendí que no tenía derecho a llevar a mi familia a que sufriera lo mismo. Yo ya estoy listo, ya me integré acá, sigo teniendo las raíces en el aire, pero sigo ligado al final a Argentina y a España. Por esa razón me quedé acá. -¿Y qué es lo que más extraña? -Lo que más extraño es mi barrio, Villa Mitre, pero claro, no existe más ese barrio ni existe tampoco la gente, como es lógico, son 40 años. Entonces lo que yo extraño es eso, mi niñez sobre todo, y también extraño Buenos Aires y mis amigos, por supuesto. Pero yo soy de Bahía Blanca, una ciudad chica, y yo me crie ahí, entonces Buenos Aires para mí es una ciudad muy agresiva, muy grande. Después, cuando fui conocido por el fútbol, la cosa fue más liviana; pero si no, es una ciudad muy difícil. Lo que pasa es que tengo muchísimos amigos, que estuvieron ahí; y bueno, eso es lo que extraño. –La pasó mal Bahía Blanca hace poco con los temporales. ¿Le quedaron lazos allá todavía, familiares, gente amiga que la haya pasado mal? -Tengo familiares, sobrinos, amigos, muchos amigos, por supuesto. Mis amigos, mis familiares viven en una zona donde no los agarró el agua. Pero, bueno, todo el resto de la ciudad, una catástrofe. Lo más lamentable de todo es que no se reciben las ayudas necesarias con la rapidez que es imprescindible, eso sí que me lo dicen ahora mis amigos, ¿no? Que les cuesta mucho recuperarse, porque ¿te acordás que hubo también una ventolina terrible en el 2023, me parece que era diciembre, que fue el presidente vestido con una campera militar y dijo “muchachos, ustedes van a salir solos”? Entonces, eso duele, porque los amigos me dicen que no hay cómo salir tan rápidamente como necesitan. Porque hay de todo, infecciones, hay de todo, no lo sabés. Por el barro y, bueno, eso duele, sí.-¿Cómo ve a la Argentina?-Muy triste veo al país. Desde acá lo veo con tristeza. Es un país empobrecido, ya venía mal, venía tambaleando y este gobierno le dio un tiro de gracia, lo volteó del todo. Y cada vez peor. Sufro mucho viendo cómo apalean a los jubilados todos los miércoles. Es increíble eso. Con cuestiones ridículas, como que hay que manifestarse por la vereda. Una cosa increíble es eso. Están agrediendo a periodistas y no entiendo cómo los periodistas no dicen nada. Porque se han agredido a muchos periodistas. Yo la verdad que ahora veo cosas en la Argentina que me llaman mucho la atención. Es decir, el vocero del presidente ahora obliga a los periodistas –no sé si ya está en vigencia– a ir con saco, con corbata. ¿Pero qué es eso? ¿Dónde está la libertad que dicen? El radicalismo presentó un proyecto para aumentarles a los jubilados, cuatro radicales, y después votaron ellos mismos en contra y festejaron con un asado en la Casa de Gobierno. Hay cosas que son increíbles, pero el pueblo argentino ha retornado siempre de eso. ¿De qué manera? Mirá, yo me pregunto, ¿cómo se consiguieron en el mundo entero, no solamente en la Argentina, todos los derechos sociales y laborales que ahora se están quitando? Con la lucha de la gente. Parece ahora normal, pero no siempre hubo voto femenino y las sufragistas sufrieron, incluso, la violencia de sus maridos. Entonces el pueblo argentino también, con la lucha, salió de muchos gobiernos represores como este. Porque los gobiernos represores, los gobiernos como este, los gobiernos que dicen que son liberales, se basan en dos pilares: la mentira y la represión. La mentira permanente, con datos, la mentira para tapar la realidad. Entonces, todo eso también ocurrió antes. Y el pueblo, en determinado momento, estalla y la cosa se termina. Hecha la catarsis, Cappa, de 78 años, vuelve a hablar de su gran amor, el fútbol. Y de cómo de un día para el otro dejó su oficio de entrenador sin mirar atrás. “Yo tomé una medida porque había perdido el entusiasmo. Y entonces no se puede ser entrenador en una profesión basada en la vocación, la voluntad y el entusiasmo. Si perdés el entusiasmo, es imposible que trabajes”, explica. Después de secundar a Jorge Valdano en Tenerife y Real Madrid, se largó en solitario en una trayectoria que lo tuvo en Las Palmas, Racing, Huracán, River y Gimnasia, entre otros, antes de terminar su carrera en 2012 en San Martín de Porres, en Perú.-¿Eso fue una cuestión interna o por el contexto? -Yo creo también que fue una cuestión biológica. Cuando vas cumpliendo años, vas perdiendo el entusiasmo por muchas cosas. Y eso te exige permanentemente. Porque lo que menos hace un entrenador es entrenar. Te tenés que enfrentar a 25.000 problemas alrededor de eso. Y vas, tenés que ser joven y con una voluntad tremenda. Y yo ya no la tenía, entonces ya está, se terminó. ¿Cuántos años tenía? Me parece que tenía 69 años o algo así [en realidad, tenía 65]. Hace mucho. Una decisión pensada y hasta acá. -¿Ve mucho fútbol? -Mucho fútbol, no. Veo el fútbol que me interesa. Lo que pasa es que el fútbol de Argentina no lo dan. Dan resúmenes de 20 minutos, resúmenes muy prolongados, pero me los trago todos, de todos modos. Después veo, lo que me interesa: al Arsenal, al Manchester City, al Bayer Leverkusen de cuando dirigía Xabi Alonso, Real Madrid, Barcelona, al Rayo Vallecano, que juega muy bien, al Liverpool... A otros no los veo porque no me importan.-Hay una elección estética, digamos. -Claro, claro. Una elección de lo que yo creo que tiene que ser el fútbol. El fútbol no se puede reducir al resultado. No se puede reducir el amor al orgasmo. Y el fútbol es el resultado, sí, pero es más que el resultado. Por lo menos, yo me crie en esa filosofía de fútbol. Y entonces, a los equipos que sólo buscan el resultado –que cada uno hace lo que se le da la gana y son absolutamente respetables– yo no los veo. -Usted tuvo una experiencia igual con Jorge Valdano en Real Madrid, que es un equipo que busca resultados. ¿Cómo se llevaba con eso? -Lo que pasa es que yo tengo una relación especial con el Madrid. Yo estuve en Real Madrid, lo conozco. Entonces lo veo un poco como hincha. Es cierto, Real Madrid no jugaba como yo creo que tenía que jugar. Pero bueno, tampoco se puede decir nada de Ancelotti, que es un entrenador brillante, con una carrera brillante. Yo no sé si es por Ancelotti, por los jugadores, no tengo ni idea. Pero es cierto que el Madrid ganaba por acciones individuales de los jugadores, no por su juego colectivo. Al Barcelona sí lo veo, juega muy bien, me encanta. Yo no lo juzgo, pero nunca en mi vida vi una carrera de la Fórmula 1. Yo no digo que la Fórmula 1 está mal, simplemente que no me interesa. Por eso hay equipos de fútbol que no me interesan, por más que sean campeones del mundo todos los días, a mí no me importa.Esta es una semana clave en la historia de Huracán, equipo que enamoró a Cappa en la década del 70 y al que él hizo brillar en aquella fugaz campaña de 2009, en la que le quedó atragantado el título en el duelo final con Vélez, en medio de un arbitraje controvertido. El Globo va por una nueva posibilidad de ser campeón. Y Ángel, a la distancia, lo vive con alegría y entusiasmo. “Yo creo que mi afición por Huracán empezó en el 73. Yo incluso fui a Buenos Aires a ver algunos partidos. Y eso era como una inyección de alegría, de optimismo. Claro, y era Huracán, era un equipo de barrio. Con tres o cuatro amigos de Bahía Blanca íbamos en el tren a ver a Huracán y nos volvíamos el mismo día del partido, no estábamos ni un día en Buenos Aires”, cuenta, aclarando que no se hizo hincha solo después de haberlo dirigido.-Años más tarde usted dejó una marca en Huracán… -Bueno, naturalmente lo que viví en Huracán fue hermoso. El cariño de la gente es increíble. Cuando yo volví por primera vez al [estadio Tomás Adolfo] Ducó como entrenador de River, fue un agasajo que no se te borra nunca más la vida. Y después del homenaje que me hicieron, tampoco. Eso también contradice mucho. Porque dicen que solamente vale el que gana. Yo me emocioné, estaba con ganas de llorar. Y nosotros no ganamos, salimos segundo. Pero valoran el juego. -¿Y cómo está viviendo esta semana? Huracán va a jugar una final.-Sí. Va a jugar una final con Platense. La vivo con mucha alegría, con mucho agradecimiento al cuerpo técnico. Desde que está [el técnico Frank Darío] Kudelka, el equipo está siempre mirando hacia abajo. Antes mirábamos hacia arriba y ahora miramos hacia abajo. Y bueno, él perdió varios jugadores pero rearmó el equipo; y el equipo sigue rindiendo. No puedo hablar del equipo porque no me corresponde. Yo soy hincha y simplemente estoy muy agradecido a los jugadores y al cuerpo técnico. A los dirigentes también, porque el club está pasando un momento muy bueno también, institucionalmente. Entonces estamos viviendo una etapa feliz en Huracán. Y bueno, después no sé lo que pasará al final, yo qué sé. -Platense viene derribando a los grandes.-Y lo que está haciendo Platense es increíble. Le ganó a Racing, en la cancha de Racing, a River en la cancha de River y a San Lorenzo en la cancha de San Lorenzo. No se puede creer. Pero eso es un mérito increíble. Creo que son dos equipos más o menos parecidos en cuanto a la estructura de equipo y en cuanto a la idea de juego, etc. A veces se deciden esos partidos por detalles. Espero que esta vez favorezcan los detalles a Huracán.-¿Cree que a Huracán, que viene bien institucional y deportivamente, le va a dar un salto de calidad en su estatus de club grande ganar el campeonato local? -Sí, claro. Se mide la cosa por títulos, evidentemente. Claro que lo va a hacer más grande, pero el tema es que es la cuarta vez que tiene esa chance. Y yo creo que ya se lo merece Huracán. Que es necesario, sobre todo para un alivio. Para decir “bueno, ya está”. Como Racing cuando fue campeón con [Reinaldo] Merlo. Hablar de Huracán, de sus chances de ser campeón y de emular aquella campaña del 73 es también hablar de César Luis Menotti, que falleció hace poco más de un año. Para Cappa, fue un mentor, una guía y un gran amigo. “Con César tenía una relación de amistad, íntima. Yo me acuerdo la última vez que lo vi cuando fui a Buenos Aires, poco antes de que muriera. Fuimos a comer y después nos despedimos, y yo, arriba del taxi, lo miraba caminando para su casa y ya sabía que estaba mal. Y me queda esa imagen de la última vez que lo vi. Uno acomoda los dolores. Los dolores así de gente que uno quiere mucho, de familiares que uno quiere mucho, no se olvidan. Uno los acomoda para seguir viviendo. Lo bueno en este caso, si es que se puede decir bueno, es que Menotti nunca muere. Ni Menotti, ni Maradona, ni Pedernera, ni Troilo, ni Gardel. Esa gente no muere. Siempre está vigente César”, lo recuerda, siempre con admiración y con avidez de captar algún otro concepto que no haya retenido en su momento: “Todavía veo alguna entrevista que aparece en YouTube y uno sigue aprendiendo cosas con el Flaco. Y no va a desaparecer, porque yo creo que es el entrenador más importante de nuestra historia contemporánea”. -El legado es muy grande…-Es un entrenador que hizo recuperar la confianza en lo que somos futbolísticamente. Es un entrenador que recuperó el fútbol del interior. Iba a jugar, no solamente iba a jugar en todos lados, sino que sacó jugadores del interior, que eso no ocurría casi nunca. Y que hizo respetar nuestra identidad futbolística y que tenía conceptos del juego que nos permitió y nos permite aún meternos en la intimidad del juego para entenderlo mejor.-¿Y alguna anécdota que a usted le quede?-Yo siempre cuento uno porque fue, para mí fue fundamental. Cuando él estaba en el Barcelona, yo en ese momento iba y lo ayudaba viendo los rivales. Un día Barcelona perdió 4-0 con Osasuna en Pamplona, con Schuster, Maradona y todos los demás. Entonces hubo un lío porque querían que juegue Quini, que era un goleador, un tipo bárbaro, una persona extraordinaria, pero estaba de vuelta. La gente, toda la prensa pedía Quini, Quini, Quini. Esa semana Barcelona jugó por la Copa del Rey, el Flaco puso a Quini y ganó Barcelona 4-0 con todos goles de Quini. Yo recién empezaba, fuimos a cenar y no sabía cómo decirle. Y por ahí le digo: “César, qué lío, ¿no?”. Él estaba comiendo y me dice: “¿Por qué?”. Y yo respondí: “¿Quién hizo los cuatro goles?”. “El domingo juegan Marcos, Maradona y Carrasco”, me dijo, con una convicción total. No le importaba que el mundo se cayera.-César fue fundamental para la continuidad de Scaloni cuando todos dudaban de sus condiciones. ¿Ahora hay Scaloni para rato? -Yo espero que sí. Si en un momento determinado se le cuestionaba que no tenía experiencia, ahora tiene toda la experiencia del mundo. Y ha demostrado, además de eso, la inteligencia, la capacidad de transmisión, el liderazgo. Bueno, ha demostrado un montón de cosas. Y ojalá continuara por mucho tiempo.-¿Le hubiese gustado dirigir un River más sano institucionalmente? -Sí, claro. Si yo hubiera dirigido a River en otras circunstancias, no me habrían echado. No fue muy bueno lo mío, pero fue malo como para echarme. Bueno, las circunstancias hicieron eso. De cualquier manera, yo me siento orgulloso de haber estado en River. -¿Hizo bien en volver Gallardo?-Lo que pasa es que lo que hizo Gallardo en River lo protege para toda la vida. Es decir, te puede ir bien, mal, regular, pero Gallardo seguirá siendo el ídolo de la gente de River, siempre.-¿Pudo hablar con él después de esa ocasión en la que no logró hacerlo entrar? Él se iba luego de ese partido con Tigre y salió todo mal. -Todo mal. Todavía no sé si hice bien o no. Expliqué los motivos. Me parecía que no podía jugar Gallardo el último partido en River con una goleada en contra. Eso es lo que me pareció. Ahora, después lo pensé. Mirá que hace ya cuántos años. ¿Habré hecho mal o bien? No lo sé. Pero el argumento fue ese. Es igual cuando uno hace un cambio. Cinco años después pensás que no tendría que haber sacado a este tipo. Sí, claro. Ahora lo pensás. No, no hablé con él. Yo no sé si lo tomó bien o mal. Yo lo expliqué. No me dijo nada, pero bueno, lo hice yo. También en ese momento le dije a Almeyda, a Ariel no porque era una cosa aparte. Y le dije a él lo mismo. Iban a venir a River muchísimos jugadores y yo no sabía si ellos, con treinta y pico de años, iban a ser titulares. Y que yo no era quién para decirles que se tenían que quedar o se tenían que ir. Simplemente les avisaba eso. Almeyda dijo: “Muy bien, yo me quedo”. Y después se ganó el puesto, ¿no? Y él [Gallardo] dijo: “Bueno, yo me voy”. Entendió que yo lo estaba echando. Supongo que a él también le pasó después con Aimar y Saviola, con muchos jugadores que volvieron y que no pudieron jugar con él. Yo no sé cómo lo tomó él en ese momento. Pero no hablé más.-Respecto de las idolatrías, Passarella fue presidente y le es difícil pisar el Monumental, Riquelme ahora vive una situación de crisis como presidente de Boca. ¿Es una función mataídolos?-Te agrego Babington en Huracán. Y creo que no. Además, lo de Passarella es absolutamente injusto. El descenso de River ocurrió luego de tres años de malos resultados y desmantelamiento del equipo. Tres años. Passarella no fue quien descendió a River. Le tocó el último round, que es distinto. Y lo de Riquelme tiene connotaciones políticas, claramente, a pesar de que Boca no ande bien o lo que sea. Es decir, el gobierno, con Milei a la cabeza y Macri detrás, o Macri a la cabeza y Milei detrás, quieren voltear a Riquelme para apropiarse de Boca. Eso es lo que están haciendo contra Riquelme. Para colmo le va mal, entonces aprovechan. Y lo de Babington, igual, ¿no? También es injusto, completamente injusto. Es gente que forma parte de la historia grande de los clubes. Pero bueno, yo creo que es también circunstancial. -Hablando de grandes ídolos, ¿le gusta ver a Messi en la MLS? -No lo veo nunca. Para mí no tiene sentido. Eso es como ver a Messi barrio contra barrio. A Messi lo vi en tantísimos partidos y uno se emocionó tanto con partidos extraordinarios contra el Manchester United, contra el Tottenham. Y ahora verlo ahí… Que la pase bien, lo que quiera, a mí eso no me interesa. Lo que hablábamos antes, no me interesa. No lo juzgo, pero no me interesa verlo. Real Madrid, por una cuestión de afición y cercanía geográfica con ese club gigante en el que fue ayudante de Jorge Valdano y campeón de la Liga, es un tema que le apasiona analizar. Dicho club, el más grande del mundo con mucha distancia, viene de una campaña decepcionante y ahora vive una transición, con cambio de entrenador y las esperanzas siempre puestas en un jugador llamado a protagonizar y escribir páginas gloriosas. -¿Decepcionó Mbappé o necesita todavía un periodo de adaptación?-Mbappé jugó toda su vida por izquierda, vino acá y jugó en otro puesto, porque por ahí estaba Vinicius. Fue de 9 en un equipo donde en realidad no tenía demasiada elaboración como para que él recibiera la pelota. Y al principio él se quedaba metido ahí adentro, entre los centrales, y no tocaba la pelota. Vos fijate que ahora empezó a jugar mucho mejor. Cuando no estaba Vinicius, él jugaba por izquierda. Hay jugadores que tienen un lugar en la cancha, hay otros que no, pero hay jugadores que tienen un lugar preferente en la cancha. Para mí Mbappé tiene todas las condiciones. Es rápido, es hábil, le pega con las dos piernas, es fuerte, de todo. Pero hay jugadores que se adaptan a distintos puestos, y otros no.-Mencionó antes a Ancelotti, que se fue a dirigir a Brasil. ¿Cómo ve esa mezcla y esa necesidad de Brasil de volver a ser protagonista a toda costa? Porque esto parece estar más emparentado con la búsqueda del resultado que con el juego.-Yo también lo creo. Le va a resultar difícil a Ancelotti, porque Cafú mismo, cuando se decía que tenía que venir Ancelotti, dijo: “Nosotros no necesitamos ningún entrenador extranjero, ganamos cinco campeonatos del mundo”. Son países de muchísima tradición. Mirá lo que le pasa a Bielsa en Uruguay, que a pesar de que está ahí, a pesar de que Uruguay no tiene problemas para clasificarse, aparentemente, tiene problemas todos los días. Es difícil eso. Pero vivimos en una época donde el resultado tapa todo. Ancelotti es un hombre de mucha experiencia, ha estado en todas partes del mundo y ha ganado en todas partes del mundo. Supongo que él, con su gran experiencia e inteligencia podrá también tratar de sobrellevar ese problema.-Llega Xavi Alonso a Real Madrid. -Sí. Yo vi al Leverkusen y jugaba muy bien. Era uno de los equipos que yo miraba. Me llamó la atención lo bien que jugaba al fútbol. Y además, salió campeón. Es alguien que tiene las ideas muy claras con respecto a la defensa del buen juego. Me alegro mucho que esté en Madrid porque espero ese juego en el Madrid. Y va a tener los intérpretes ideales, los mejores jugadores. Es un tipo que transmite seriedad y responsabilidad.-Va a tener el desafío inmediato del Mundial de Clubes. ¿Le gusta esa competencia?-No. Es una cantidad exagerada de partidos de fútbol que no tienen nombre. Es una banalidad. No tiene sentido. No se puede. Igual que si te gustan los ravioles. Vos comés los ravioles a la mañana, a la tarde, a la noche también y al otro día otra vez ravioles. Y además es una falta de respeto al jugador y al espectador. Porque aunque quiera, el jugador está agotado. No solo físicamente, mentalmente está agotado. Entonces, no es el mismo espectáculo.-Antes de eso se jugará la final de la Champions y un bahiense, Lautaro Martínez, puede conquistarla. ¿Qué le puede dar a su carrera ganar ese título?-Siempre te viste mejor. Es como si te ponen una camisa muy buena. Hasta ahora tenías una camisa más o menos, que no es mentira, es cierto. Lautaro es campeón del mundo. Y esto le pone otra camisa muy buena, lo viste mejor. No le va a agregar nada, porque vamos a suponer que pierda. ¿Qué pasa? No pasa nada. También decían que Messi necesitaba un campeonato del mundo. Y se olvidaban de que Di Stefano no ganó ningún campeonato del mundo. Bueno, no le agrega nada, pero es una satisfacción. Yo creo que en ese partido, Paris Saint-Germain para mí es el mejor equipo, el que mejor juega en este momento en el mundo, de acuerdo con mi criterio futbolístico. Inter me sorprendió contra Barcelona, porque no solamente defendió, sino que jugó, tuvo la pelota y le ganó bien. A mí me gustaría que salga un buen partido, porque son equipos que de alguna manera son distintos. Y, claro, yo apuesto por Paris Saint-Germain, que me parece un equipo formidable.-Coincidió con Luis Enrique en Real Madrid. ¿Qué recuerda de él y qué opina del técnico en que se convirtió? -Sí, además los conceptos que tiene son clarísimos. Lo que más recuerdo de Luis Enrique era que jugaba en cualquier puesto y jugaba bien. Eso es una facultad que yo no le vi a otro jugador. Uno puede jugar de 2 o de 6 y de 5, pero él jugaba de 3, de 9, de 8, de 10, de cualquier cosa. Se adaptaba a cualquier posición. Era un tipo que cuidaba mucho su físico y que me regaló un libro de cómo combinar las comidas. Y bueno, ahora tiene un criterio futbolístico que yo lo comparto. Yo veo todas las entrevistas de él porque es un alivio que un entrenador hable como habla él. La charla continúa durante otros quince minutos luego de apagar el grabador. Cappa saluda, agradece y se va para continuar con su vida madrileña. Esta vez es la camarera la que le ve cara conocida y pregunta quién es: “Ángel Cappa, exentrenador de Huracán y de River, y campeón con Real Madrid”.
» Fuente: La Nación
Aunque se lo suele utilizar como si fuera una ayuda extra para aliviar dolores crónicos y atenuar síntomas de enfermedades, los especialistas advierten sobre la automedicación y los efectos adversos; en qué casos es recomendable y cómo consumirlo
En el sur crece el malestar por la flexibilización, por ahora suspendida, para que ingrese carne con hueso desde otras zonas; la región es libre de aftosa sin vacunación
Texas avanza con una ley que reduciría el tamaño mínimo de lotes para viviendas nuevas, facilitando la compra y construcción de casas.
El aumento en la edad plena de jubilación en Estados Unidos impacta directamente en los pagos del Seguro Social, cuánto se reduce el beneficio si se solicita la jubilación a los 62 años y cuál es el monto máximo disponible al esperar hasta los 70
Una rara moneda de cinco centavos podría valer más de US$325.000 por un error de acuñación. Solo existen 200 ejemplares. ¿Cómo identificarla?